Por Daniel Henryk Rasolt

Lee este artículo en inglés


El fortalecimiento de los sistemas socioecológicos de las comunidades indígenas es de alta prioridad para lograr el “desarrollo sostenible” global y los objetivos ambientales

Para que los pueblos indígenas sigan siendo protectores resilientes de los ecosistemas y la cultura frente a las amenazas anticipadas como el cambio climático y la explotación territorial, así como las amenazas imprevistas como la pandemia COVID-19 que indujo el aislamiento indígena autoimpuesto en todo el mundo, necesitan acceso a fuentes confiables y asequibles de energía limpia y descentralizada.

Las necesidades y ambiciones específicas determinadas de forma autónoma de cada comunidad indígena, son diferentes y están en constante cambio, pero los beneficios de conectar las comunidades indígenas en Zonas No Interconectadas (ZNI, o “fuera de la red”) a fuentes de energía limpias y confiables son profundas y empoderadoras. 

La energía puede ayudar a garantizar el acceso a la educación de calidad a través de la comunicación comunitaria por radio y la comunicación externa a través de teléfonos celulares e internet. Mediante la coordinación y el intercambio de conocimientos, ésta conectividad también ayuda a proteger los territorios de las invasiones externas que son frecuentemente violentas.

El acceso confiable a la energía también ayuda a garantizar la seguridad de los alimentos y al agua potable, así como el acceso a los recursos de salud pública. Dependiendo de las aspiraciones de comunidades individuales o asociaciones de comunidades indígenas contiguas, la energía también puede ayudar a aumentar la productividad y el acceso a los mercados para oportunidades alternativas de generación de ingresos. 

Estos y otros beneficios potenciales del acceso confiable a fuentes de energía “modernas” son pilares reconocidos internacionalmente para mejorar la calidad de vida.

El enfoque geográfico principal de este artículo es la Amazonía Colombiana, debido a su alta proporción y diversidad de comunidades indígenas, su dificultad de acceso y distancia del Sistema Interconectado Nacional (SIN), su falta de servicios básicos de salud y educación, y la importancia regional y global del bioma amazónico. Las comunidades indígenas amazónicas en zonas no interconectadas en otros países y las comunidades tradicionales en ecosistemas diversos y dinámicos de todo el mundo, también son pertinentes para este análisis; En la “megadiversa” Colombia, ésto incluye comunidades de la selva tropical del Chocó en la costa pacífica, comunidades de islas del caribe frente a la costa atlántica, comunidades indígenas aisladas en las cordilleras de los Andes y Sierra Nevada de Santa Marta, y el pueblo Wayuu en el desierto de La Guajira. 

Una transición de energía lenta y negligente en Colombia

En Colombia, como en muchas otras partes del mundo, la “transición de energía renovable” es un tema destacado a nivel nacional. Si bien la Ley 1715 de 2014 incentiva y proporciona una infraestructura potencial para la inversión en energías renovables “no convencionales”, que no incluye grandes represas hidroeléctricas dañinas, la transición a las energías renovables en Colombia “posconflicto” hasta ahora se ha centrado principalmente en macroproyectos. Se ha prestado especial atención al vasto potencial eólico y solar de la región del desierto de La Guajira en el noreste de Colombia, donde ampliar la red nacional para ayudar a diversificar las fuentes de energía de la industria y los centros urbanos en crecimiento como Bogotá y Medellín, hace que sea muy práctico. También se han explorado algunas otras iniciativas aisladas de energía eólica, solar y de biomasa a mediana y gran escala en otras partes del país.

Las comunidades en ZNI siguen siendo una parte frecuentemente olvidada de estos y otros planes nacionales de desarrollo. Según mi colega, el profesor Omar Prias, que trabaja en la Universidad Nacional de Colombia y asesora a varias entidades gubernamentales en el sector energético, “la entidad gubernamental IPSE, que está afiliada al Ministerio de Minas y Energía, es responsable por la electrificación rural y para coordinar proyectos de energía en zonas no interconectadas. Sin embargo, la débil estructura política y financiera detrás del IPSE hasta ahora ha quebrantado el apoyo y análisis por los tipos de proyectos de energía fuera de la red participativos, integrados, sostenibles y renovables que crean capacidades y benefician a las comunidades.”

Mientras que más del 90% de los Colombianos son parte del SIN, el 66% del territorio nacional Colombiano está fuera de la red, con la mayor ZNI siendo la mayoría de la Amazonía Colombiana. 

Dentro de la Amazonía Colombiana, que es supremamente diversa bioculturalmente, hay 56 pueblos indígenas reconocidos, casi todos los cuales sufren de “pobreza energética” y viven fuera de la red dentro de sus territorios. Para estas y muchas otras comunidades fuera de la red, en todo el mundo, los generadores diesel costosos, ruidosos y contaminantes con horas limitadas de operación, así como el queroseno para la iluminación y la cocina, son las únicas fuentes de energía semi-prácticas más allá de la quema tradicional de biomasa local.

El diesel para la generación de energía en ZNI, donde su precio es cuatro o cinco veces más caro que en las áreas urbanas conectadas, en realidad está subsidiado por fondos públicos por alrededor de 12 millones de dólares anuales, que es casi la mitad del presupuesto público de Colombia por fuentes de energía fuera de la red nacional. Sin embargo, en realidad, incluso con estos subsidios, el diésel todavía tiene un “costo de energía nivelado” (LCOE) mucho más alto (costos de vida divididos por la producción de energía) para las comunidades que muchas alternativas de energía más limpia, incluidos los biodigestores y otras formas de bioenergía eficiente y uso de biomasa local.

Algunos ejemplos de energía renovable fuera de la red en la Amazonía

Ha habido una serie de iniciativas innovadoras de energía renovable a pequeña escala y proyectos piloto de organizaciones no gubernamentales (ONG’s), investigadores y empresarios en la Amazonía que han demostrado ser prometedoras, especialmente en Brasil y Ecuador, pero también en Colombia, Perú y otros países. Muchas de estas iniciativas se basan en paneles solares fotovoltaicos (PV) independientes, pero también hay diseños pico-hidroeléctricos y micro-redes híbridas que combinan energía solar intermitente con generadores de energía diesel o micro-hidroeléctricos.

Por ejemplo, Amazon Conservation Team ha instalado cientos de sistemas pico-PV independientes dentro de las comunidades indígenas a lo largo de la cuenca del río Caquetá en Colombia. Este enfoque de “Base de la Pirámide” (BoP) se considera “culturalmente apropiado” y proporciona lámparas solares y estaciones de carga para teléfonos móviles y dispositivos de comunicación por radio. El proyecto “Imagine Light”, desarrollado por Love for Life y respaldado por Amazon Frontlines, ha avanzado en la pirámide, también conocida como la “Escalera de Energía“, en la Amazonía Ecuatoriana, con un “sistema solar” más robusto con batería. almacenamiento y un inversor que permite la función de electrodomésticos de corriente alterna (CA) de mayor voltaje (120 V / 220 V) como computadoras y refrigeradores. También en la Amazonía Ecuatoriana, Kara Solar ha construido una innovadora “canoa solar” para los pueblos Achuar. Plug the Sun ha desarrollado una gama de soluciones basadas en energía solar en Perú y Argentina, desde sistemas fotovoltaicos independientes hasta mini-redes de almacenamiento solar. 

De vuelta a Colombia, una compañía Alemana llamada Smart Hydro Power ha establecido varios proyectos piloto en todo el país, incluso dentro de una comunidad indígena del pueblo Muina Murui (“Huitoto”) de la Amazonía Colombiana. Smart Hydro combina su turbina de río hidro-cinética “en corriente”, que proporciona energía de carga base, con paneles fotovoltaicos intermitentes, junto con un generador diesel de respaldo, para crear su “Sistema Híbrido SMART“. Este diseño es muy adaptable y promete mucho para las comunidades indígenas aisladas en la Amazonía que necesitan energía confiable las 24 horas para alimentar escuelas, clínicas de salud, equipos de refrigeración, bombas de agua, procesadores de alimentos y para aumentar la productividad y la generación de ingresos.

Iniciativa de energía solar fuera de la red abandonada dentro de una comunidad indígena Tikuna. Amazonas, Colombia. Foto de DH Rasolt.

Por otro lado, muchos proyectos de energía en ZNI en Colombia han descuidado el intercambio de conocimientos culturalmente apropiados, la autodeterminación y la planificación participativa integrada, así como la capacitación suficiente de los miembros de la comunidad para la apropiación, mantenimiento y operación de las tecnologías implementadas. Este tipo de proyectos también rara vez tienen planes de inversión a largo plazo o soporte técnico una vez que se instalan los sistemas. “En el caso de Colombia, varias iniciativas han fallado debido a problemas técnicos y falta de capacitación para que la comunidad manipule, opere o lleve a cabo tareas simples de reparación”, escribió el profesor Maximiliano Bueno López de la Universidad del Cauca y coautores en un artículo para la Conferencia Mundial de Tecnología Humanitaria IEEE 2019.

COVID-19 refuerza la necesidad de un acceso confiable a la energía en los territorios indígenas

Las comunidades indígenas se están aislando actualmente en un intento necesario de impedir que COVID-19 ingrese a sus territorios vulnerables, donde tendría consecuencias desastrosas. La falta de acceso a fuentes confiables de energía hará que éste aislamiento sea difícil y potencialmente peligroso para muchas comunidades, ya que su suministro de diesel y gasolina, para aquellos que tienen generadores diesel y botes motorizados, podría cortarse fácilmente, o las máquinas podrían requerir refacción. Esto, a su vez, reducirá su acceso a dispositivos de comunicación y refrigeración que dependen de la electricidad, como equipos médicos, sistemas de purificación de agua, comercio intercomunitario y mucho más.

Las condiciones antihigiénicas, el suministro de agua contaminada y la necesidad de que ciertos miembros de la comunidad rompan el aislamiento para buscar alimento, medicamentos y combustible para el transporte y la generación de electricidad, pondrán a comunidades enteras en riesgo de infectarse. Sin electricidad y comunicación con el mundo exterior, la información y los consejos más recientes sobre COVID-19 no llegarán a muchas comunidades, dejándolas literalmente y figurativamente en la oscuridad ante una pandemia poco entendida de evolución rápida.

En caso de que COVID-19 entre en algunas de éstas comunidades indígenas aisladas, la falta de acceso a electricidad confiable exacerbará, en gran medida, la situación. Los medios para informar a las autoridades serán limitados, y la capacidad de evaluar y tratar casos graves en los puestos de salud locales o evacuar a los pacientes afectados al centro de salud urbano más cercano, será casi imposible. Además, si bien todos los pueblos indígenas tienen un alto riesgo de desarrollar complicaciones a causa de ésta enfermedad zoonótica, los mayores indígenas, que son vitales para el tejido sociocultural de las comunidades indígenas, son los más vulnerables a morir por COVID-19 (y otras enfermedades respiratorias), por lo que podría desarrollarse una tragedia verdaderamente devastadora para muchas comunidades aisladas. 

En un raro episodio de buenas noticias generales para los pobres de Colombia, los ingenieros Colombianos construyeron con éxito un ventilador barato con una computadora Raspberry Pi, que con suerte se producirá y distribuirá a zonas urbanas y rurales empobrecidas, pero, por supuesto, su funcionalidad depende de fuente continua de electricidad. La mayoría de las comunidades indígenas en ZNI no podrán beneficiarse de ésta tecnología que puede salvar vidas.

Un camino integrado hacia adelante

Las soluciones de energía limpia a largo plazo para las comunidades indígenas en ZNI deben adoptar un enfoque de sistemas integrados. Simplemente determinar las necesidades actuales y desarrollar capacidades dentro de las comunidades, no será suficiente. Las estructuras socioculturales, la interdependencia, el conocimiento ancestral, las aspiraciones futuras y la preparación para las nuevas tecnologías apropiadas, siempre deben considerarse. Dejar espacio para la innovación futura en el sector también es clave para la planificación y el éxito a largo plazo. 

El enfoque debe centrarse en un marco complejo adaptable y las ambiciones culturalmente apropiadas que siempre evolucionan y en la capacidad de recuperación a largo plazo de cada comunidad, sin forzar ninguna tecnología en específico o capacidad productiva como la única solución, a largo plazo, para la “electrificación rural”. Se pueden presentar, seleccionar y probar diferentes tecnologías de energía distribuida en función de un análisis multidisciplinario e intercultural integrado en un punto de referencia particular en el tiempo y la geografía, pero éstas tecnologías deberían poder mantenerse, mejorarse, adaptarse y / o cambiarse por tecnologías superiores que satisfagan, en mejor función, las necesidades futuras. 

Por ejemplo, las micro-redes centradas en el usuario energizadas por sistemas híbridos solares y micro-hidroeléctricos, basados ​​en la participación de la comunidad - incluida la capacitación, operación, mantenimiento, reparación y administración del sistema - pueden ser la mejor opción según lo determinado por muchas comunidades indígenas en la Amazonía en la actualidad, pero para las generaciones futuras, estos sistemas pueden necesitar dar paso o integrarse a tecnologías que actualmente no están desarrolladas, que son demasiado costosas o poco prácticas. Entre los ejemplos de tecnologías avanzadas en desarrollo que pueden revolucionar el sector energético descentralizado y beneficiar a las comunidades en ZNI en el futuro, se incluyen el almacenamiento térmico con sales fundidas y una gama de otros materiales, energía solar concentrada y cocinas solares, baterías en estado sólido y de flujo, electrodomésticos super-eficientes, y “enchufar, conectar y usar” micro-reactores nucleares con características de seguridad pasiva. Los avances científicos y de ingeniería no anticipados pueden desencadenar una amplia gama de otras innovaciones emocionantes en los próximos años y décadas. 

Conclusión

El líder indígena del pueblo Muina Murui (“Huitoto”), Jorge Furagaro, cuya comunidad se encuentra fuera de la red a lo largo del río Caquetá, es una presencia reconocida en las negociaciones entre los pueblos indígenas de la Amazonía Colombiana y el gobierno Colombiano. También ha trabajado como representante regional para indígenas Amazónicos en el escenario internacional, a través de COICA y OPIAC. Furagaro me dijo lo siguiente cuando hablamos recientemente sobre la necesidad de energía limpia confiable para comunidades indígenas en ZNI como la suya: 

“Tenemos derecho a nuestros territorios y a la autodeterminación. Cualquier planificación justa y sostenible para nosotros como pueblos indígenas en la Amazonía depende del acceso a una salud y educación de calidad, seguridad, transporte, comunicación e ingresos culturalmente apropiados. Para ésto necesitamos energía. Necesitamos energía que nos ayude a salir de forma autónoma de la pobreza y la represión, para que podamos continuar viviendo, prosperando y protegiendo nuestros bosques sagrados ”.

El actual aislamiento voluntario masivo de las comunidades indígenas debido a COVID-19 debería llevar a quienes trabajan con las comunidades indígenas a reevaluar y volver a priorizar. Una vez que yo y otros podamos volver a trabajar de manera segura en proyectos integrados, multidisciplinarios, interculturales y comunitarios con los pueblos indígenas, el objetivo esencial debería ser ayudarlos a construir y / o fortalecer estructuras socioecológicas que son adaptables durante mucho tiempo. Tenemos que apoyar y respetar su desarrollo autónomo para que ellos sigan siendo resistentes a futuras amenazas. El acceso confiable a energía limpia y renovable será fundamental para este proceso, para la calidad de vida futura de los pueblos indígenas fuera de la red y para el futuro de los ecosistemas que protegen y de los que todos dependemos.

Imagen de la pancarta: “Transiciones de Energía” – Vannessa Circe – Óleo sobre lienzo – 30 ″ x 40 ″ – Abril 2020